Bueno, tenerlo, lo que se dice tenerlo todavía no, hasta que no hagan efectiva la portabilidad sus majestades vodafonianas. Y ha sido así señores, yo quería el de 16GB en blanco y me he tenido que quedar con el de 8GB y en negro, porque era el último que quedaba en la puta tienda.

Así que “a la fuerza ahorcan” que dice aquél y aún sabiendo que el iPhone de 8GB es un FAIL en cuanto a capacidad, mirad por otro lado tengo el iPod touch de 16GB tu, que a las malas puedo usar ese como música y alguna peli, mientras el otro lo reservo para aplicaciones, mails e internec.

He tenido una sensación de alivio tremenda cuando me he llevado el último, así no tengo que preocuparme de pasarme cada día por la tienda, hacer cola y toda la pesca, ahora sólo debo preocuparme por el día en que pierda cobertura y por ende hagan efectiva la portabilidad.

Tengo que contaros toda la historia porque estoy olvidando una anécdota muy entrañable pero significativa de la consecución del iPhone. Pero requiere una entrada a parte y lo haré una vez tenga el terminal, no por nada pero es algo que compromete un poco la encargada de la tienda movistar en la que he conseguido el FUCKIN AIFON TRIGI.